martes, 20 de marzo de 2012

ADIÓS INVIERNO, ADIÓS...

Con la participación en la IV edición de la Carrera Alto Sil, cierro la temporada de invierno más productiva que jamás he vivido. Me he impuesto a las adversidades de la vida, y he cuajado entrenamientos y más entrenamientos que serán la base de los retos veraniegos.

En cuanto ha resultados... pues muy buenos también: 4º en La Peña del Tren, 2º en La TransCandamia, a escasos segundos de un hombre que le disputó un campeonato de España al mismísimo Agustí Roc..., 3º en la San Silvestre de Cistierna-Sabero, 1º en la de Villaquilambre... y el más importante, formé parte del grupo de personas que han realizado una gesta adelantada a su tiempo y lo digo desde la humildad, pero es la verdad. El Anillo del Vindio en estilo invernal está adelantado a su tiempo, no hay material inventado para realizar esta actividad como la propusimos e hicimos, 45h, pasos muy expuestos sin proteger y con la única ayuda para progresar de unos crampones y un piolet. Nunca va a tener la repercusión mediática que pueda tener un record del mundo, tampoco lo pretendemos. Pero el día que se pueda medir los umbrales de tensión y de dominio de miedo que tuvimos que soportar en 45h, se podrá valorar, para entonces no seré más que ceniza, pero sé que mi nombre perdurará en los Picos de Europa, como el de otros grandes, Udaondo, Rabadá y Navarro, el Cainejo...  y me siento orgulloso de ello, formar parte de aquel trío adelantado a su tiempo Salvador Calvo Redondo, Jesús Martínez Novas y Pablo Manuel Villa González.

Pero ahora es hora de seguir caminando, pues una etapa de mi vida se cierra y otra se abre.  Hay proyectos en mente y el cuerpo ha de estar ligado a mi mente como si fuera uno para poder afrontarlos con éxito, y esto se entrena amigos, os lo digo por experiencia. Queda ya mucho menos para la Travesera y un numeroso grupo de leoneses estamos ya cimentando para poder llegar a su cúpula... unos irán más rápido que otros pero todos tenemos el mismo objetivo que es domarla, y os advierto que no es nada fácil pues su espíritu salvaje no lo podrán apagar ni las más prestigiosas marcas del mercado... tratarla con cariño y ella puede que os comprenda, intentar entenderla y sentirla es la mejor forma de tranquilizarla, de lo contrario su furia nos aplastará sin que lo podamos remediar... ir sin miedo pero con humildad y si conseguís convivir con ella, no la guardeis rencor por haberos magullado, ¿a caso no estamos nosotros intentando domarla?.


Un saludo compañeros.

martes, 13 de marzo de 2012

Conquista del Anillo del Vindio en invierno...

RIZANDO EL RIZO
No han pasado ni 40h desde que finalizamos o mejor sobrevivimos, a la aventura más dura que jamás me he enfrentado. Muchos sabíais que Salva Calvo, el himalayísta gallego Jesús Martínez Novas y el que escribe,  íbamos a INTENTAR y lo digo con mayúsculas porque a mí personalmente me parecía muy muy complicado que por unas circunstancias o por otras nos saliera, el Anillo del Vindio en estilo invernal, es decir, la actividad tiene que hacerse entre el 21 de diciembre y el 21 de marzo.
 El Anillo del Vindio consiste en enlazar todos los refugios de los Picos de Europa y el albergue de Bulnes. No importa del refugio del cual quieras salir ni el sentido que quieras emplear. Tampoco el tiempo. Es una actividad que tiene la misma idea que Carros de Foc en Pirineos, pero que dista mucho en dureza con el Anillo del Vindio, en el cual salvas más allá de los 20000m de desnivel en cerca de 120km.
Este reto para mí comienza un par de días después de La Transandamia leonesa. Mi compañero de equipo y organizador de la misma, Anibal y yo quedamos con Salva para tomar un café y fue ahí donde empezaron los cantos de Sirena. Las premisas eran claras y contundentes, Picos de Europa, invierno y la que será mítica travesía de los refugios. Tras una hora en estado de shock, llamé a Salva y le dije que contara conmigo. Entonces comenzaron las dudas con el material. ¿Botas o zapatillas?, ¿qué crampones?, ¿y la mochila?. Fue aquí donde comencé a darme cuenta de la envergadura de la empresa que íbamos a acometer. Y es que para mí esta actividad, tal y como la hemos realizado  está adelantada a su tiempo y al material disponible que las casas nos pueden facilitar. Tras largas conversaciones telefónicas y consejos de expertos, optamos por una zapatilla ligera de trekking con goretex, combinada con una polaina, crampones de correas y un piolet ligero. Mochila de 33l de carga, y ropa de trail de invierno. Teníamos que arriesgar, más peso nos iba a taladrar la espalda y el ritmo no podría ser nada ligero.
El viernes 9 de marzo partimos los tres a Posada de Valdeón, localidad leonesa donde comenzaríamos nuestro reto. Tras una cena contundente y charlar con nuestro grandísimo equipo de apoyo Juan Ramón y Paco Arcilla (una vez más gracias) nos fuimos para la cama. A la 4:15 en pie de guerra, un desayuno rápido y a la plaza del pueblo. Tras las fotos de rigor, comienza el reto. Salimos trotando suave en dirección Cordiñanes, donde rápidamente cogemos La Rienda de la Asotín. El paso es continuo y ligero, pero cómodo. La nieve es escasa y nos posibilita cruzar el Argayo Congosto sin crampones. Los rebecos nos contemplan como a un bebe que comienza a dar sus primeros pasos, y es que cuando te enfrentas a retos así te das cuenta de que la naturaleza es mucho más poderosa que cualquiera de nosotros.
 Al poco de pasar el Argayo tenemos que poner los crampones y tras caminar los primeros metros nos damos cuenta del primer error. Los plásticos laterales, donde van sujetas las correas nos están destrozando los tobillos llegando a hacernos herida. Jesús inventa un apaño y podemos continuar. La subida al refugio se hace dura y peligrosa, teniendo que superar un resalte de unos 10m con 80º de inclinación. Después de 3h30’ llegamos a hermoso y sin parar no disponemos a pasar las Colladinas, lugar que teníamos señalado en rojo. Tras unos minutos de tensión pasamos este delicado paso y el sol aparece dándonos ánimos a continuar.
Enlazamos realmente rápido con los Tiros de Casares y el Refugió de Cabaña Verónica. Aquí tampoco paramos pues el tiempo que perdemos en quitar y poner crampones pensamos en compensarlo minimizando las paradas en los refugios. El descenso hasta el cable de Fuente De es rápido y seguro. Al comenzar el descenso a las Vegas de Sotres, nos encontramos a Pablo Criado y Ana Bustamente (dos animales de las carreras por montaña) esperándonos con empanada, cocacola, chocolate caliente y te. Muchas gracias chicos, estos gestos nos han ayudado a continuar. Paco y Ramón también llegan hasta donde estamos. Tras charlar un poco y describir nuestras sensaciones no dirigimos a la boca de Jidiello. Intentamos evitar la nieve lo máximo posible cruzándola por la izquierda, pero a falta de unos 500m de desnivel tenemos que ponerlos. En 1h35’ hemos hecho la canal entera, ha sido un ritmo muy alto teniendo en cuenta el equipo que llevamos y la parada para poner los crampones, en la Travesera los primeros lo hacen en 1h15’. Tengo que reconocer que en el tramo final pasé miedo, es muy expuesto y prácticamente solo entraban las puntas frontales, de los crampones.
 Descendemos al casetón de Ándara, donde me llevo una sorpresa, el guarda es un gran jinete de la Travesera. Con el me retorcí de dolor subiendo Dobresengos en mi primera participación. Nos da unas cocacolas y una botella de agua, muchas gracias Cipri. Aquí mis piernas ya van tocadas, los tendones de las rodillas están dañados. El descenso a Sotres por fuente soles es muy duro, son las 5 de la tarde y la nieve esta muy blanda y nos hundimos mucho, con el consecuente desgaste físico y mental. Ya en Sotres, me cambio de ropa para afrontar la noche, cargamos líquido y comemos bastante. Me  duele bastante la rodilla y tengo que empezar con el ibuprofeno. En este tipo de retos tienes que estar engañando al cuerpo continuamente para que no se rebele.
Seguimos nuestra aventura y llegamos al refugió de la Terenosa pasando el collado de Pandebano. La noche empieza a caer y ya tenemos que poner crampones y frontal. Como cambia la montaña de noche, la percepción del terreno es muy diferente y ves collados donde no los hay, huellas donde no las puede haber por el simple hecho de que por ahí es imposible pasar… pese a ir juntos la soledad se apodera de ti, apenas estamos separados unos de otros por 30m pero es inevitable sentirse solo, la montaña ha crecido y tu único compañero es un halo de luz de medio metro.
Nos despistamos subiendo a Urriello y cogemos el camino que va a dar directo a la canal de la Celada, aunque va a dar al refugio también. En este tramo nuestro compañero Jesús no va muy fino, pero su veteranía en montaña (siete ochomiles en su espalda) le hace estar tranquilo y poner un ritmo que le permite llegar al refugio apenas cinco minutos más tarde. Otra gran sorpresa nos llevamos en el refugio de Vega Urriello. Sergio, el guarda, ha subido a hacer limpieza. Nos informa de que el paso de la Brecha de los Cazadores está muy muy delicado. Se ha formado una visera de hielo, al igual que el paso de la cuerda saliendo del refugio de los Cabrones. Esto me baja mucho la moral, pero Salva propone que esperemos a que salga la luz y ver como está el tema. El guarda, nos prepara una sopa y nos deja ropa de abrigo. Tengo los pies helado y necesito varias mantas para entrar en calor. Descansamos hasta que se hace de día, volver a poner las camisetas mojadas es la peor sensación que he vivido nunca y más cuando la temperatura a las 6:30 de la mañana es de -3º. Tras agradecer a Sergio su trato, salimos hacia la Brecha. Aquí comienza uno de los pasos más peligroso de la actividad, el flanqueo hasta la Brecha está muy delicado, con la nieve muy dura. Cuando llegamos a su altura, efectivamente vemos la visera. Jesús cree que se puede sortear por tramo de roca hacia la izquierda y así es. Tras 15m de chimenea en la que tenemos que escalar entre hielo y roca, con un patio considerable empezamos a evitar la seta por la izquierda y lo conseguimos. La moral se vuelve a subir, pensamos que ya no nos pueden quedar pasos más delicados.
Llegamos al refugio de Cabrones, y seguimos con la tónica de las últimas horas, minimizar el tiempo de parada. Tras el paso de la cuerda, que lo encontramos bastante bien, empezamos un rápido descenso hasta la boca de la canal de Amuesa, donde nos quitamos los crampones. Esta canal la hicimos volando y rápidamente nos encontramos con Ramón y Paco que habían subido a buscarnos hasta Bulnes. En Bulnes no paramos, nos hicieron la foto y rápidamente trotando hasta Poncebos. Hay que destacar que el refugio de Urriello y Poncebos lo unimos en menos de 4h, teniendo en cuenta que hay que superar un desnivel negativo de 2000m.
Aquí me volví a cambiar de ropa y me puse mallas piratas y camiseta de manga corta, comenzamos un nuevo tramo de trote y mi organismo se empezó a quejar de verdad. Empecé a tener nauseas y el dolor de rodilla y aductores iba a más. Subiendo Trea, la pájara se estaba acentuando, pero la experiencia en este tipo de retos me hace estar tranquilo y sé que lo más probable es que tras un par de hora vuelva a recuperar sensaciones. Pese a ir mal el ritmo no decrece. Saco mi mp3 y le doy volumen. Volvemos a engañar al cuerpo. Llegamos a Vega de Ario y aquí tengo que sentarme unos minutos. Salva y Jesús me animan, y poco a poco partimos a los Lagos de Covadonga donde nos esperan Ramón y su mujer, Paco, Patricia y mis Abuelos. El dolor de rodilla se hace aún más duro y Salva me da un Enantyum. A los pocos minutos el dolor se suaviza y vuelvo a trotar. Las sensaciones vuelven a ser buenas y el ritmo aumenta de nuevo.
Llegamos al Pozo del Alemán y el recibimiento es espectacular. Nos aplauden y podemos ver las caras de emoción y alivio a la vez en nuestros amigos. Nos tienen preparada una mesa con comida de la buena. Tortilla, filetes, empanada… y hasta vino del bueno. En estos desafíos te das cuenta que una simple tortilla fría puede ser el placer más grande que haya. Volvemos a ponernos el equipo de invierno y partimos a buen ritmo hasta Vegarredonda. Hacemos nuestra penúltima foto de refugio y partimos hacia las Barrastrosas, donde nos cae la noche. Con varios despistes, pues seguimos unas huellas que nos conducían al clásico Corredor del Marqués, nos plantamos en el Hoyo Santo. Lo atravesamos por el medio y rápidamente estamos subidos en la Forcadona. La imagen se me quedará grabada para siempre. Los tres, en un collado que apenas tenía metro y medio de ancho y 5 de largo y ante nosotros una pared de nieve y hielo que no bajaba de los 80º de inclinación. No se veía el fondo del pasa pues estaba sumido en la oscuridad. Pensamos en darnos la vuelta, pero Jesús, el más fino de los tres con piolet y crampones probó fortuna y nos fue haciendo un poco el camino, afortunadamente la nieve estaba bastante decente y bajamos despacio sin ningún susto más allá de la impresión que supone bajar de un collado de 2300m de altura, con una rampa de 80º de inclinación a las 12 de la noche.
Tras superar este impresionante muro, que nos llevó cerca de 40’ para poco más de 70 u 80 metros de desnivel, nos dirigimos con paso firme y mucho cansancio hasta el caseto de Vega huerta. Desde aquí hasta la canal del Perro fuimos a tiro fijo puesto que había huellas. La bajada de la canal también fue con mucha tensión puesto que no se permiten fallos ya que la caída que hay es impresionante. Es alucinante ver como cuando está reventado y parece que no puedes más, el cuerpo vuelve a sacar fuerzas para concentrarse en cada paso y evitar caerse. A veces es desesperante ver como necesitas 20’ para descender 50 metros pero el cuerpo es sabio y sabe templar los nervios y la tensión, ya habrá tiempo para el descanso.
Llegamos al collado del Frade y aquí ya se acabó el peligro y la tensión. Se lo hacemos saber a nuestro equipo de apoyo, y Ramón, experimentado montañero, tranquiliza a la gente. Les dice que  ahora lo único que nos puede pasar es que tropecemos con una rama de los bosques de Vegabaño o que tardemos en vez de 2h más, 7h pero que nuestra vida está ya a salvo.
 Tras deambular un buen rato por el bosque, encontramos el puente que nos lleva a la senda que va directa al refugio de Vegabaño. Es la 1h20’ hemos completado nuestro reto. El cuerpo lo sabe y rápidamente se relaja. Es una sensación muy peculiar, es como si supiera que ya puede descansar y puesto que ya está a salvo, el cansancio y el sueño se acentúan pero la civilización está cerca.
Bajamos tranquilamente hasta Soto de Sajambre donde nos están esperando. Reto cumplido. Tras 45h20’ de sufrimiento, dolor y también disfrute. En las caras de todos los que nos han seguido se puede ver la envergadura del reto que hemos conseguido pero yo aún no soy capaz a asimilarlo, de valorarlo. Han sido muchas horas de esfuerzo y tensión y no estoy acostumbrado a estos desafíos.
Nuestro reto será superado tarde o temprano, vendrá gente que rizará aún más el rizo, incluso llegará ha convertirse en una actividad clásica, pero nadie nos podrá quitar la experiencia vivida en esas 45h, las tensiónes, incertidumbres y miedo que hemos llegado a pasar nadie las podrá volver a vivir.
Y por último, quiero agradecer a todo el mundo el apoyo que nos ha dado, pero en especial a dos persona, que han vivido el reto junto a nosotros. Ramón y Paco ello han sido el pilar y el bastón donde se ha apoyado el reto, saber que alguien te esta esperando… no se paga con dinero.

viernes, 2 de marzo de 2012

HOME TO SUMMIT...

El fuerte empuje mediático de la carreras y los falsos ídolos creados por nosotros mismos, a veces nos impiden disfrutar de las retos y actividades que están mucho más cerca de nosotros de lo que pensamos.
Cuando era niño y veía las montañas lejos muy lejos, había una que destacaba desde mi ciudad, León. Siempre pensé que si se veía desde la ciudad no podía estar muy lejos como para llegar en un día y conseguir su cima. Estoy hablando del Polvoreda, aunque yo siempre lo conocí como "Correcillas". 
En esta aventura me acompaño una de esas personas a las que les tienes mucho que agradecer por enseñarte cosas que en la escuela o en la mejor de las universidades jamás te podrán mostrar. Juan Ramón ha sido el que me ha enseñado a andar por la montaña. Con apenas 14 años me llevó a conocer los Picos de Europa y he ido creciendo como montañero a su lado. Es curioso pero la primera vez que ascendí esta emblemática montaña leonesa coincidí con el en la cima, yo iba con mi padre y el con su hijo. ¿Casualidad?. Sin más os dejo un resumen de la actividad.

7:50. Salgo de casa (al lado de la iglesia de las Ventas) en dirección Villaobispo pasando por la universidad. -1º y cielo despejado. 












Al fondo nuestro objetivo.













Recojo a Ramón y manos a la obra despacito. 













Cogemos el carril bici que nos lleva a Villanueva del Arbol para después ir a Canaleja donde está el primer repecho de la jornada y que nos conducirá a la pista que va a la Vecilla.









Tras algo más de 4h nos plantamos en Campohermoso. El ritmo a sido muy constante y cómodo sabiendo que lo que venía a partir de aquí era lo más duro de la jornada. Salimos de Campohermoso en dirección a Peñagalicia y tras una dura rampa inicial nos encontramos con la primera dificultad del día, un escobal que nos entorpece el ritmo y nos llega a desesperar. Tras un flanqueo dirección Aviados y un pequeño resalte rocoso nos topamos con nuestra primera cima.


























Tras cruzar un pequeño valle, comenzamos ascendiendo por las faldas de nuestro primer objetivo hasta llegar a una brecha en la que es imprescindible echar las manos a la roca.



























La dificultad de este obstáculo no supera un II grado en escalada y al ir encajonado en la brecha no nos da sensación de "patio" pero hay que tener cuidado y fijarse en todo momento donde colocamos nuestros pies y manos. Una vez superada esta brecha, ya visualizamos en todo su esplendor nuestro gran objetivo.

Decidimos desviarnos hacia nuestra derecha para alcanzar el punto más alto de Peña Galicia y tras un flanqueo por una ladera bastante asequible llegamos a sus dos cumbres.













Comimos unas barritas, las  fotos de rigor y rápidamente comenzamos el descenso hacia el valle que atravesamos y nos conduce a la pista que baja a Correcillas.
















Una vez en Correcillas, reponemos agua y nos dirigimos poco a poco a las faldas de nuestra última dificultad. Después de atravesar un río por su cauce y un repecho muy explosivo, estamos de lleno en la montaña. Subimos por una arista técnica y con pasos de cierta dificultad (II y III) y esta vez si, con patio.




















Antes de llegar a la cima nos topamos con dos neveros que tenemos que flanquear y por suerte y la hora del día que es, están en buen estado.













Y por fín, tras 8h y poco más de 47km nos plantamos en la cima del Polvoreda.




























Hoy ya solo nos quedaba el descenso pero antes había que sacar una bonita foto del ahora privatizado Valle del Marqués y es que ahora, en pleno siglo XXI hasta la montaña tiene fronteras. Yo estoy intentando mirar a ver si en mi banco me dan una hipoteca para comprar Torre Santa.













Después de 9h y 20', llegamos a Villalfeide donde mi abuelo y mi abuela nos estaban esperando, sin ellos muchas de mis aventuras serian imposibles.













Pues otro reto, aventura o desafío conseguido. Han sido muchas las emociones vividas el día de hoy y espero que no sean las últimas. El trail o que narices, correr por la montaña es una actividad única en la que consigues conectar contigo mismo y reflexionar, y en esas reflexiones he llegado a la conclusión que nuestro único objetivo en la vida tiene que ser disfrutar, ya sea sufriendo en un duro entrenamiento o en el día a día cotidiano (aguantando al jefe o limpiando culos a los hijos) o bien en un bonito descenso de una montaña o simplemente tomando una caña en una terraza de un bar. Os recomiendo que solo penseis en disfrutar, aparcar rencores, mal humor, tensiones inecesarias... todo esto nos conduce a nuestra propia destrucción y os digo por experiencia que no nos lleva a ningún sitio. Animo a todo el mundo a perseguir sus sueños, para unos será formar una familia, para otros pescar un salmón de 20kg, para otros tomar cañas todos los domingos, pero insisto en que no nos olvidemos que lo que nos hace felices es el camino que recorremos hasta llegar a cumplir nuestro sueño, el objetivo final solo es la guinda del pastel... el día a día es lo que cuenta señores. Paciencia y disfrute, es la clave.
Disfrutando...