martes, 19 de junio de 2012

365 días... Travesera Integral Picos de Europa 2012


365 días, de dura espera para volvernos a ver las caras, vieja amiga!! 

Parece mentira, pero ya ha pasado un año desde que la Travesera me venció y me obligó a poner tierra en Caín. Pero ella sabía que después de 12 meses iba a volver, más fuerte y a la vez más humilde para intentar comprenderla y valorarla como se merece, como la madre de todas las carreras. Esta vez quise presentarla a nuevos guerreros dispuestos a escucharla y entenderla, una tribu de gladiadores montañeros que han querido probar sus encantos. Iván, Raulín, Juan Ramón, Aníbal, Antonio, Roberto… todos con el mismo objetivo, poder decir que son Traveseros.

Con Anibal de camino hacia Arenas. Delante, en carretera, parte de la expedición.


El viernes partimos a Picos de Europa, donde realmente tiene origen el ahora llamado trail running, y si no que se lo digan al Cainejo o a Bonifacio Sadia, cuando realizaban esas travesías para poder comerciar con Cabrales o simplemente mantener su ganado en los altos de los Puertos de Cuba. Como Speed Cross unas zapatillas reforzadas con neumáticos y como frontal la luz de luna… me hubiera gustado poder disfrutar de aquellos portentos físicos de la naturaleza. Pero volvamos al tema que nos ocupa. 

Tras llegar a Arenas de Cabrales, una comida rápida y a por nuestra marca de guerra, el dorsal. Quizás el destino es caprichoso y yo sin darme cuenta, me estaba anunciando un final feliz en esta nueva aventura. Mi dorsal, 439, ¿querría decir algo? 4 Traveseras, 3 finalizadas en la 9 edición, la verdad es que no soy demasiado supersticioso, pero todo da qué pensar…


El tiempo pasa lento en la habitación del hotel, pero pasa y por fin llega la hora. Me cambio en la habitación junto al más grande de la Travesera, Salvador Calvo Redondo. Él la conoce mejor que nadie y sabe medir sus tiempos. Indudablemente será mi referencia. Parece mentira, pero hace 4 años, en mi primera Travesera ni me hubiera imaginado una situación así, tener como compañero y rival a Salva, mi ídolo, mi referente… Nos dirigimos al Repelao y todo está listo para que empiece la carrera. 

                                                                                Minutos antes de la salida

A las 12 se da la salida y poco a poco vamos situándonos en posiciones delanteras y nada más entrar en el sendero Salva coge el primer puesto del grupo y comienza a marcar un ritmo constante y fuerte. Poco a poco el grupo se va reduciendo en la cabeza de carrera y nos quedamos solos, tras pasar los Lagos de Covadonga, Merillas, Quico, Salva, un corredor creo que de Almería y yo. Las sensaciones no son muy buenas, las piernas no suben como otros días pero aguanto el ritmo sin problemas. Quico se empieza a escapar y bajando mesones nos lleva 8 minutos. Es una diferencia muy pequeña a estas alturas de carrera pero lo que me preocupa es que no voy bien. Aguanto el ritmo bajando, pero mi estómago me hace sufrir. Mi cabeza empieza a funcionar en negativo y los primeros cantos de sirena llegan a la cabeza, quizás debería abandonar en Caín… pero llegando al pueblo dejo la mente en blanco y sigo los pasos que tenía establecidos. Plátano, sandwich, cocacola, rellenar botellas y comenzar a caminar despacio a Dobresengos. Cuando quiero volver a pensar ya he pasado el Sedo Mabro, ahora si quiero abandonar tendrá que ser en Urriello. 
Son las 4:30 de la mañana, Salva y yo nos quedamos solos. La noche es cerrada y no vemos a nadie por delante. Pero pasando el canalón, una luz se acerca muy rápido. Un chico Francés nos pasa y nos quita las pegatinas de la mochila… nunca antes había visto subir a nadie así esta canal, ¡espectacular!. Nos resignamos y seguimos a nuestro rítmo… Poco a poco me voy quedando, voy mal, muy mal. El estómago me está torturando y llego  a quedarme destemplado. Paro a sacar mi cortavientos y los primeros rayos de sol se llevan a Salva… 

Comienza mi batalla en solitario. Tengo descomposición, y lo que como no me sienta bien. Aun así sigo comiendo, para no tener ningún problema de desfallecimiento. Llego Urriello con las ideas, claras, quiero abandonar. Pero esta carrera también sabe recompensar a sus valientes, y tras unos minutos con Pablo Criado y Jorge Rivero, como un autómata, me pongo la mochila, cojo los bastones y salgo hacia la Celada. “¿Qué cojones haces?”, es lo que pienso. Pero una fuerza que no sabría explicar, me impide parar y me arrastra poco a poco por la Canal. El cuerpo funciona solo y voy devorando metros. Sin darme cuenta estoy en la Collada Bonita… Guardo mis bastones y comienzo el descenso, como un zombie…

La idea de abandonar en las Vegas aparece de nuevo. Cipri, un cabraliego muy duro, pura sangre en las bajadas, me coge e invita a que le siga. El cuerpo reacciona y comienzo a tener agilidad bajando. Las piernas empiezan a funcionar, la mente se despeja y de repente el cuerpo empieza a recuperar, ¡por fín!. Estoy disfrutando, bajamos rápido y llegando a las Vegas mi equipo técnico está esperando, no puedo abandonar, veo ilusión en los ojos de Paco, Patricia, mi madre, mis abuelos… ellos también sufren y sé que esperar a alguien cuando está haciendo una aventura de estas es duro… Así que como bien, vuelvo a sacar los palos y comienzo Jidiello, las fuerzas parecen estar intactas y el ritmo es constante. Poco a poco voy dejando atrás a mis compañeros… estoy subiendo realmente fuerte, y cuando quiero acordar estoy en el collado. 52’ para esta canal… no está nada mal. Y empieza un terreno mucho más favorable, de corredores. Mis piernas saben como hay que correr en este terreno y rápidamente sacan la chipa de corredor de cross. 



Estoy ya en el Jito, y quería abandonar tras un percance que me hizo perder 15’ (la niebla me despistó y tuve que retroceder para encontrar de nuevo mi camino), encauzo mis pasos a Portudera, últimos desniveles positivos. Las piernas van muy ligeras. ¡Ojalá hubiera tenido estas sensaciones en la primera parte…! Y por fin llego a Caoru, una senda muy técnica que cuando está mojada se hace realmente peligrosa. Bajo ligero pero sin arriesgar. Es el último tramo duro. De repente, la civilización aparece… ya estoy a salvo, la carretera me anuncia que lo he conseguido, disfruto de este último km de asfalto. 

Ya estoy en la meta, soy el 6º en lograrlo en esta edición y con un tiempo de 13h14’. Todo ha merecido la pena, quizás el resultado no sea del todo bueno y es que todo siempre se puede mejorar, pero el mero hecho de acabar esta carrera es un triunfo, y aún más si cabe aquellos que se van a las 22h, pues estar expuesto a los peligros de estas montañas durante casi un día, es para tener muy en cuenta. 





Y por último, dar las gracias a todos aquellos que hacéis que sea posible que yo disfrute: familia, los amigos de Asegur, mi fisio (Rober), Gabi de K2 PLANET, Hoko Esport y, como no, Paco Arcilla, él ha cimentado el que sea como soy, más allá de un deportista, una persona con mis valores y mis principios. 
A TODOS, GRACIAS.

jueves, 14 de junio de 2012

Haciendo recuento

He tenido abandonado el blog estas últimas semanas y no ha sido porque no haya sucedido nada interesante, pero la preparación para la Travesera y la recuperación de la lesión no me ha dejado un respiro.


En primer lugar, tengo de destacar mi actuación en la V Integral del Valdecebollas que coincidía con el Campeonato de Castilla y León de Carreras por Montaña. Tras una carrera en la que tuve que soportar molestias en el estómago desde el km15 y dudas con mi condición física en ese momento, logré realizar una segunda posición por detrás de Oscar Pérez (Cataluña) que me permitió proclamarme Campeón de Castilla y León. La carrera, pese a las molestias, me dejó buenas sensaciones. Era la primera vez que me enfrentaba a una maratón y no sabía como iba a reaccionar mi cuerpo a la distancia y sobre todo a los ritmos de competición en esta distancia. 







La semana siguiente al maratón, no paramos los entrenamientos, aumentamos volúmenes y ritmos, todo enfocado a intentar ganar un poco de forma de cara a la Travesera y el cuerpo parece que se adaptó muy bien, llegando a realizar 16km en series con desniveles, un par de tiradas de 3h y media y culminando la semana con el señor Salva en Picos de Europa, 7h30’ de actividad para acumular cerca de 9000m de desnivel.



La siguiente semana seguí con la tónica de la anterior y acabé con una competición técnica pero corta en Sanabria. 21km con casi 2000m de desnivel acumulado han sido el toque de campana para la preparación de la Travesera. Aproveché la XIV edición de la Carrera de Montaña de Sanabria para conocer una zona que no conocía y ver que tal respondía el cuerpo en las bajadas técnicas y no pude quedar más satisfecho. Logré la victoria y lo mejor de todo las sensaciones con las que acabé. Mucha facilidad en las subidas y cómodo bajando, pese a no estar al 100% recuperado de la lesión. 








No me gustaría dejar sin señalar la espectacularidad de esta carrera, muy técnica, sobre todo en las bajadas, bonita y con una organización de 10. Ángel y Nates, muchas gracias por todo!!!

Y ahora os dejo que tengo que preparar la armadura, una batalla, o mejor dicho, LA BATALLA está cerca...


Un saludo